"Sé cocinar platillos con todas las letras del abecedario y conozco el tiempo exacto para preparar un café perfecto.
Sé también el tiempo que dura un día y conozco a la perfección el sol y la luna. Conozco más de lo que creo y sé más de lo que quiero. Pero no me conozco del todo.
Estudio, trabajo, canto, escribo y soy consejera de quien lo necesita y de quién no también. Tengo defectos también, beso a quien me gusta sin poderme controlar, lloro con canciones y a veces no puedo hablar por teléfono sin que se me quiebre la voz. Hablo cantado y me río gracioso. Pero el mayor de todos, el que más está presente es mi incontrolable gusto por escribir.
Escribo para mi, escribo para ti, escribo para él y también para ella. Para ese y por qué no para esa.
Con las letras me conozco, me duelo, me lloro, me siento, me vivo, me ignoro, me pierdo, me divierto, me soy. Escribo por las noches cuando me siento triste, escribo también por los días cuando estoy aburrida. Escribo en fines de semana y en días feriados, en vacaciones y en días ocupados.
Le hablo al tú por tú a los sentimientos y los desnudo para comprender por unos segundo su rara anatomía y grabarlos en mis lienzos. Acomodo las palabras idóneas en una manera tan armónica que me asusta, que asusta.
Las letras siempre están ahí para mi, pero yo no siempre para ellas, a veces las evito y las ignoro por que ellas siempre me dicen la verdad, aunque duela, aunque lastime, aunque mate.
A pesar de todo esto soy feliz escribiendo, soy plena soltando versos y palabras. Aunque no me conozco del todo parece que así lo fuera, sonrió y lloro.
Me quedó para siempre en las letras, siendo ellas una parte de mi y yo una parte de ellas.
Espero que cuando alguien lea alguno de mis textos me recuerde, y sepa que, sin querer y sin saberlo, ese texto es también para ella, que lo disfrute, que lo viva por que al hacer eso yo viviré por siempre, su corazón, en el mío, en las letras, en el espacio, en el todo."
Él, el amiguito frutal.