lunes, 2 de abril de 2012

Así eres tú.

No sé si te empeñes o sólo así, de la nada, tú logres  hacer de lo más desagradable cada conversación trivial conmigo. Dos minutos, dos minutos de tu "yo" sensible, de tu "yo" que me hace reír al parecer es algo muy difícil. Subir en elevador con el vecino más cabrón es más agradable, es menos sofocante y te juro que sigo sin entender por qué. Te juro que me matas a cada segundo, te lo juro. Y te lo juro porque llevas monopolizando mi cerebro los últimos cuarenta y cinco días, y no puedo más. Ya no me quedan ni lágrimas, ni ilusiones, ni esperanzas, ni ganas de seguir con ésto. Me queda aprender a vivir con ello, y ser feliz. Tal y cómo lo hacen el tuerto o el cojo, tendré que aprender a vivir con el corazón amputado. Ahora me pregunto si hay clínicas en las que te enseñen los gajes del oficio en ésta cosa del amor. Pero a pesar de éso, en el fondo sé que me haces un favor por ayudarme a dejarte atrás a ti y a tus estupideces. Casi creo que tendré que terminar dándote las gracias.

1 comentario:

  1. Quizá vendría siendo momento de alejarte de esa persona.
    Just sayin'.

    ResponderEliminar